Si
hoy murieras, ¿morirías feliz?
Déjame decirte un pequeño
secreto que seguramente a estas alturas de la vida ya sabes, tú irremediablemente
vas a morir, punto, se acabó. Sí, tu. Y no, no me pongas esa cara. Ya lo
sabías, sólo que es un pensamiento que prefieres ignorar día con día.
Voy a decirte otro gran pequeño
secreto. Tú no eres eterno. En realidad, tú
no eres más que un pensamiento. ¿No me crees? Vamos a hacer un pequeño
ejercicio. Cierra los ojos y en
verdad concéntrate en cerrarlos.
Regálate diez segundos en los que dejes de
pensar en el mundo y sólo disfrutes de ti, no pienses en nada más. Por diez
segundos deja todo atrás y únicamente concéntrate en tu respiración. Inhala profundamente
y exhala de la misma manera, siente como tus pulmones se inflan y como después
se hacen pequeños, escucha todos los sonidos que normalmente ignoras a tu alrededor,
siente el calor o el frío paseándose por tu piel y trata de escuchar el latir de
tu corazón. Vive esos diez segundos como si fueran los últimos de tu existencia.
Confía en mí, quizá esta es la medicina que necesitas en este momento. Sólo
hazlo, si no, no sigas leyendo.
¿Lo hiciste? ¿Te diste cuenta
de todo lo que pudiste sentir tan sólo viviendo diez segundos de tu vida al
máximo? En tan sólo diez segundos te aseguro que sentiste mucho más que en
muchos días de tu vida. ¿Sabes por qué? Porque sólo te concentraste en vivir y
en sentir como si nada más importara.
¿Alguna vez has visto alguna
máquina? No necesariamente hablo de robots, hablo de cualquier cosa capaz de moverse
por sí misma y realizar una tarea. Dime, dejando atrás la biología por
supuesto, ¿Por qué esas cosas no están vivas? ¿Es por qué no pueden tomar
decisiones? ¿Es acaso porque realizan tareas en automático sin detenerse a
pensar la razón por la cual la están haciendo? ¿Es acaso porque no pueden
disfrutar de la música, del arte, de la escritura, de las sensaciones que la
vida nos ofrece? ¿Sí?
Entonces, respóndete algo a ti
mismo. ¿Tú lo haces?
Vivimos en un mundo gobernado
por máquinas. Donde personas con corazón metálico se encargan de quitarnos las
emociones que ellos no pueden sentir. Vivimos en una generación de idiotas con
teléfonos inteligentes. Vivimos en una época dónde sentir ya pasó de moda, lo
importante es pensar y calcular. Seguir la corriente, hacer lo que nos piden. Vivimos en automático. Vivimos sin vivir.
Sentimos sin sentir y soñamos sin soñar, vivimos una vida gris, sin ser
infelices ni felices, sin ser extraordinarios ni tampoco fracasados, vivimos en
el tono del mundo.
En algún momento del camino
nos desviamos y dejamos atrás lo más importante, dejamos de creer en la magia,
dejamos de soñar, comenzamos a conformarnos con nuestra realidad y comenzamos a
aceptar lo que el mundo nos pedía que aceptáramos. Dejamos de ser niños, comenzamos a madurar y
sin saberlo siquiera, comenzamos a morir.
Déjame
hacerte otra pregunta, ¿eres feliz?
Respóndete a ti mismo. No
tienes necesidad de mentir. A final de cuentas esto es sólo un pedazo de texto.
Respóndete a ti mismo con la sinceridad que tú te mereces.
¿Disfrutas tus días? ¿Vives de
tal manera que esperas que tus días no se acaben nunca o a la mitad del mismo
sólo quieres estar ya en tu cama? ¿Si hoy
murieras, morirías feliz?
¿Cuándo fue la última vez que
te reíste a carcajadas? ¿Y la última vez que lloraste? ¿Cuándo fue la última
vez que le dijiste te amo a alguien? ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste
vivo? ¿Cuándo fue la última vez que te permitiste sentir sin importar lo que la
gente dijera de ti? ¿La última vez que
viviste tu vida de la manera que tú la querías vivir?
Dejamos ir instantes,
segundos, días, meses viviendo en automático. Viviendo sin vivir y sin permitirnos
sentir lo que merecemos sentir. El presente es tan fugaz que es meramente una
ilusión, los momentos corren cual agua por un vertedero y huyen de nosotros
cual pensamiento inútil.
Dime algo, ¿Cómo vivirías tu
vida si fueras una mosca de la fruta que tan sólo tiene 48 horas en este mundo?
¿O una luciérnaga? ¿O una mariposa que vive menos de un día? ¡Adivina qué! Para
la tierra tu vida es apenas un suspiro y para las estrellas tu suspirar es
insignificante. El tiempo es relativo y mientras mayor perspectiva tengas menos
existe. En pocas palabras, para el
universo y todo lo infinito, no existes.
Déjame decirte otro secreto.
Todo lo de ahí afuera que te estresa, que te produce mal humor, que te hace
sentirte frustrado de la vida no significa nada. Es todo parte de un circo de
pulgas en el cual, muchas veces, no sabemos para quién va dirigida la función. Perdemos
demasiado tiempo en cosas insignificantes y dejamos ir demasiadas cosas
realmente importantes.
El presente es tan
ridículamente pequeño que en realidad, no existe. Todas tus acciones forman
parte de un pasado casi inmediato. Es tan pequeña la ventana de oportunidad entre
tu siguiente acción y tu pasada, que el presente no es más que una ilusión que
se esfuma en las sombras de tu vida. Todo lo que eres es tan sólo un instante,
que irónicamente, ya pasó.
Los romanos solían decir una
pequeña gran frase, Carpe Diem.
Carpe Diem, disfruta el
momento, vive en el presente, disfruta la siguiente sensación, no malgastes el
día. Vive cada día de tu vida como si fuera el último día de tu vida. Sin
embargo, esto es sólo un fragmento de la frase original. La frase completa,
popularizada por Horacio, leía:
“Carpe diem, quam minimum credula postero”,
“Aprovecha
el día, no confíes en el mañana”
No sólo vivas en el presente,
date cuenta que tarde o temprano este presente se desvanecerá cual sueño en la
mañana, que algún día esta loca aventura que llamamos vida llegará a su fin.
Qué no tienes ni un día garantizado y que sólo Dios sabe cuánto tiempo estarás
aquí.
Carpe Diem, tienes el
siguiente instante, aprovéchalo. Todo lo que eres es este instante. Tus
aprendizajes, tus sueños, tus temores, tus ilusiones, tus fortalezas, tus
debilidades. Eres este momento. Eres tu siguiente decisión, eres el aire que
entra a tus pulmones, eres la sangre que fluye por tus venas, eres la sabiduría
de tu mente y eres el fuego en tu corazón.
Hoy es el primer día del resto
de tus días, vive de tal manera que si hoy murieras pudieras irte con la cara
en alto. Recuérdale a tus seres queridos que los amas, haz aquellas pequeñas
locuras que no harías si no tuvieras el tiempo contado, disfruta a los demás y disfrútate
a ti mismo. Sólo cuando estamos listos para morir podemos comenzar a vivir.
Cada instante dura lo mismo
que un parpadear, sin embargo, está en nosotros el disfrutar de ese parpadear y
exprimir al máximo cada sensación del mismo. ¡La vida no dura nada! Date cuenta
de eso. Hace tan sólo un parpadear estabas apenas en pañales y ve dónde estás
ya. Carpe Diem. Atrévete a disfrutar tu vida, atrévete a ser feliz.
Si
querías una señal, es esta. Se artífice de tu felicidad y de la de
los demás, se un estandarte del buen humor y de la locura, sé una voz potente que grite y comparta alegría al mundo. No tienes nada que
perder y mucho que ganar. Lo único que puedes dejar atrás son las cadenas que
te impiden volar y tienes toda tu alma y felicidad para ganar. Nunca es demasiado
tarde, en efecto, este es el momento correcto. Tienes mañana, tienes el
siguiente suspirar. Vive tu vida.
Sé un niño, cree en Dios, cree
en los milagros, cree en la magia, sueña con un futuro brillante pero no te
distraigas del presente, bebe cerveza, come chocolate, vive cada segundo como
si fuera tu último en la tierra porque un día seguramente tendrás razón. Vive
de tal manera que, cuando llegue el momento, puedas sonreírle a la muerte y
decirle ¨hoy, yo he vencido¨.
Tú mereces ser feliz, tú
mereces vivir una vida tan intensa que deje huella, tú mereces vivir una
historia digna de leyendas y de cuentos.
Cree en el amor, pasa todos
los días. Desde el amor de una madre que pasa la noche en vela cuidando a su
hijo, hasta el amor de un enamorado que pasaría el tiempo que fuera para
sacarle una sonrisa aquella que hace sentir todo correcto.
Ama intensamente, perdona
rápido. Recuérdale a tus padres que los amas, enseña a tus niños a amar y a ser
amados. Pregúntate cosas todos los días y busca tu propia respuesta a esas
preguntas, atrévete a nadar contra corriente, atrévete a creer, atrévete a
lograr cosas que personas ni han imaginado. Sé un demente, canta con los
audífonos puestos y ríete de tus propios chistes, respeta, comprende y ama con todo
tu corazón, amate a ti, ama a la vida. Ama la felicidad y aprende a ser feliz.
Aprende a disfrutar los
pequeños detalles de la vida, esos son sus más hermosos regalos, desde la
carcajada de un niño travieso hasta el canto de un pájaro por la mañana. Millones
de cosas pasan cada segundo y tú tienes el poder de lograr que millones de
cosas más pasen el siguiente. El pasado es sólo un sueño y el futuro es sólo
una ilusión. No eres nada más que este
momento, y eso, te hace invencible.
Cierra los ojos. Ábrelos.
¿Te diste cuenta? Te dije que
la vida es sólo un parpadear. Este
momento fue sólo un instante que ya forma parte de tu pasado. De ti depende si
te servirá de algo o no. Hoy tienes una oportunidad.
Carpe
Diem, vive como si fuera el último día de tu vida.